El virtual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha empezado a estructurar el gabinete que lo acompañará en su regreso a la Casa Blanca en enero de 2025, con un enfoque claro en temas migratorios, seguridad y desregulación ambiental.
Confirmando que la política migratoria será una prioridad, Trump anunció a Tom Homan como el encargado del control fronterizo. Homan, apodado por Trump como el “zar de las fronteras,” liderará el plan de expulsión de inmigrantes irregulares, una de las promesas más contundentes del republicano para su segundo mandato. Con una larga trayectoria en la aplicación de leyes migratorias, Homan tiene el mandato de ejecutar la mayor operación de deportación en la historia del país, con miras a reducir significativamente el número de indocumentados, estimado en 11 millones.
Por otro lado, Trump designó a la congresista republicana Elise Stefanik como la nueva embajadora ante las Naciones Unidas. Stefanik, una ferviente defensora de la agenda «Estados Unidos primero,» es conocida por su firme apoyo a Israel y sus críticas al supuesto antisemitismo dentro de la ONU. Su nombramiento refuerza la postura pro-Israel de la administración Trump, un tema que ha sido crucial en su política exterior.
En el ámbito ambiental, Trump seleccionó a Lee Zeldin, excongresista de Nueva York, para liderar la Agencia de Protección Ambiental (EPA). El rol de Zeldin será clave para desmantelar regulaciones climáticas, impulsando un enfoque desregulatorio que, según Trump, permitirá liberar el potencial de las empresas estadounidenses y restaurar el dominio energético del país.
Entre otros nombramientos destacados, se espera que Stephen Miller, arquitecto de las políticas migratorias durante el primer mandato de Trump, asuma un rol crucial como subdirector de política en la Casa Blanca, reforzando la agenda de inmigración y seguridad nacional. Además, Susie Wiles, quien dirigió la exitosa campaña electoral de Trump, será la nueva jefa de gabinete, marcando un hito al ser la primera mujer en ocupar este cargo estratégico.
Estos nombramientos reflejan un enfoque renovado en la política de línea dura de Trump, centrado en la seguridad fronteriza, la desregulación y la defensa de los intereses nacionales en foros internacionales. Trump también adelantó que buscará evitar la aprobación del Senado para algunos de sus nombramientos clave, aprovechando una cláusula constitucional que permite designaciones temporales durante los recesos legislativos.
Con un gabinete compuesto por figuras leales y de línea dura, el retorno de Trump a la Casa Blanca promete ser una continuación intensificada de sus políticas del primer mandato, con un enfoque particular en reforzar la seguridad interna y revitalizar la economía estadounidense.