Cada 1 de abril, al inicio del cuarto mes del año, se conmemora el Día de las Bromas, la diversión y los juegos ficticios, en recuerdo de un suceso ocurrido hace cientos de años en Europa Occidental.
Este día tiene su origen en un episodio protagonizado por Carlos IX, Rey de Francia, quien en enero de 1563 emitió un edicto con el objetivo de unificar la fecha del Año Nuevo en todo el país. Anteriormente, las celebraciones por la llegada del nuevo año se extendían desde el 25 de marzo hasta el 1 de abril, pero en Francia, cada región conmemoraba el fin de año en fechas diferentes.
El Edicto de Roussillon estableció que a partir del 1 de enero de 1567 se implementaría el cambio, sin embargo, algunas personas, especialmente en colonias protestantes estadounidenses, continuaron celebrando el Año Nuevo hasta el 1 de abril. Aquellos que persistieron en celebrarlo en la fecha anterior al cambio fueron etiquetados como «tontos de abril» o «April’s fools» en inglés.
En la actualidad, el Día de las Bromas se celebra con actos ficticios y ocurrentes, como gastar bromas o realizar acciones peculiares, como pegar un pez de papel en la espalda de alguien.
Aunque la celebración tiene su origen en Europa Occidental, con el tiempo se ha extendido a otras partes del mundo. En países como Alemania, Austria, Suiza, Italia, Países Bajos y ciudades belgas como Flandes y Valonia, así como en Escocia, Brasil y Portugal, se llevan a cabo distintas tradiciones y prácticas para conmemorar este día de forma divertida y humorística.