La tensión en Medio Oriente alcanzó su punto más álgido este fin de semana cuando, por primera vez en la historia, Irán lanzó un ataque directo contra Israel.
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Este acto sin precedentes ocurrió después de un ataque al consulado iraní en Damasco, Siria, en el que murieron siete miembros de la Guardia Revolucionaria de Irán, incluidos dos generales.
Aunque Israel no se atribuyó ese ataque, se cree ampliamente que estuvo involucrado. La relación entre Israel e Irán se ha caracterizado por años de hostilidades y ataques en la sombra, exacerbados por la guerra en Gaza y otros conflictos en la región.
Ambos países fueron aliados hasta la Revolución Islámica de 1979 en Irán, que marcó un cambio radical en su postura hacia Israel. Desde entonces, Irán ha negado el derecho de Israel a existir y ha buscado su erradicación.
El reciente ataque al consulado iraní en Damasco fue una respuesta directa a un ataque aéreo anterior en el que murieron altos comandantes iraníes. Irán ha acusado a Israel de perpetrar el ataque, aunque Israel no lo ha confirmado oficialmente.
Irán cuenta con una red de aliados y fuerzas proxy en la región, como Siria, Hezbolá en el Líbano, milicias chiitas en Irak y el movimiento hutí en Yemen, que desafían los intereses de Estados Unidos e Israel.
Aunque Irán no posee armas nucleares, su programa nuclear ha sido motivo de preocupación internacional. Por otro lado, Israel mantiene una política de ambigüedad deliberada sobre su arsenal nuclear.
El ataque de Irán a Israel marca un punto de inflexión en su conflicto en curso, mostrando la determinación de Irán y sus aliados en la región. Aunque el ataque fue cuidadosamente calibrado para evitar un conflicto directo a gran escala, representa un nuevo capítulo en la rivalidad entre estos dos países y sus respectivos aliados en Medio Oriente.
Con información de BBC News