Un devastador terremoto de magnitud 5.9 sacudió la provincia de Gansu, en el noroeste de China, dejando al menos 127 personas muertas y cientos de heridos. Los equipos de rescate trabajan incansablemente entre los escombros de numerosos edificios colapsados en busca de sobrevivientes.
El epicentro del sismo se ubicó a unos 1,300 kilómetros al suroeste de Pekín, afectando principalmente las provincias de Gansu y Qinghai. Más de 155,000 edificios resultaron dañados, según informó la televisión estatal china CCTV. La magnitud del terremoto, según el Instituto Geofísico Estadounidense (USGS), fue de 5.9, mientras que la agencia estatal china Xinhua reportó una magnitud de 6.2.
Las temperaturas gélidas complican las labores de rescate, y se han registrado cortes en los servicios de electricidad y agua en algunas áreas. La población, conmocionada, ha salido a las calles en medio de las bajas temperaturas, y muchos edificios han quedado reducidos a escombros.
El presidente chino, Xi Jinping, instó a realizar «todos los esfuerzos» en las tareas de búsqueda y rescate. Equipos de rescate, bomberos y personal de emergencia se movilizan en la zona afectada, enfrentándose a carreteras nevadas y condiciones climáticas adversas.
Este terremoto representa el desastre con mayor número de víctimas en China desde 2014, cuando un sismo en la provincia de Yunnan dejó más de 600 personas fallecidas. La solidaridad internacional se ha manifestado, con el presidente ruso Vladimir Putin expresando sus condolencias y compartiendo el dolor de quienes perdieron a sus seres queridos en esta tragedia.
Las autoridades continúan evaluando los daños y brindando asistencia a los afectados mientras las labores de rescate avanzan en busca de posibles supervivientes entre los escombros.
