El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha estado deliberando en privado sobre el futuro de su asesor de seguridad nacional, Michael Waltz, luego de que se revelara que este había creado un chat grupal en la aplicación Signal para discutir un próximo ataque militar en Yemen, en el cual accidentalmente incluyó a un periodista.
Mientras que en público Trump ha defendido a Waltz, calificándolo de «buen hombre», en privado ha consultado a sus asesores y aliados sobre si debería despedirlo. Según fuentes cercanas, Trump no está tan preocupado por la filtración en sí, sino por la posibilidad de que Waltz tenga una conexión con Jeffrey Goldberg, periodista de The Atlantic, medio con el que el presidente ha tenido enfrentamientos en el pasado.
División dentro de la Casa Blanca
El miércoles, Trump se reunió con figuras clave de su administración, incluido el vicepresidente JD Vance, la jefa de gabinete Susie Wiles y el jefe de personal Sergio Gor, para evaluar el destino de Waltz. Aunque se mostraba reacio a removerlo, la presión interna creció luego de que surgieran imágenes de 2021 en las que Waltz aparecía junto a Goldberg en un evento diplomático en Washington.
Algunos asesores de Trump ven a Waltz como un funcionario demasiado inclinado hacia una postura militarista, especialmente respecto a Irán, lo que ha generado roces con el propio presidente. Sin embargo, otros miembros del equipo de seguridad nacional continúan respaldándolo.
Sheinbaum se mantiene en su puesto
En contraste, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, quien también participó en la conversación de Signal y reveló detalles sobre los tiempos del ataque en Yemen, no enfrenta la misma presión. Hegseth, un aliado clave del movimiento MAGA, ha recibido apoyo de figuras conservadoras influyentes y del propio Trump.
Por ahora, la Casa Blanca ha cerrado filas en torno a Waltz. En una declaración oficial, la secretaria de prensa, Karoline Leavitt, afirmó que el presidente confía en su equipo y que todos trabajan en la ejecución de sus decisiones. Sin embargo, la controversia sigue latente y podría convertirse en un nuevo punto de tensión dentro de la administración.
