Las delegaciones de Estados Unidos e Irán concluyeron este sábado una ronda de conversaciones nucleares calificadas como “constructivas” y acordaron reunirse nuevamente la próxima semana, en medio de tensiones crecientes por el programa nuclear iraní.
El encuentro, realizado en Omán y mediado por el ministro de Relaciones Exteriores de ese país, Badr Al Busaidi, incluyó por primera vez un contacto directo entre un funcionario de la administración Trump y representantes iraníes. Las negociaciones fueron en gran parte indirectas, con el canciller omaní transmitiendo mensajes entre ambas partes, que se encontraban en habitaciones separadas.
Según la agencia estatal iraní IRNA, las pláticas se desarrollaron en un “ambiente de respeto mutuo”, y tras más de dos horas y media de intercambios indirectos, los jefes de delegación lograron mantener un breve diálogo cara a cara con la presencia del mediador omaní.
Estados Unidos estuvo representado por Steve Witkoff, enviado especial para Medio Oriente del gobierno de Trump, mientras que la delegación iraní fue liderada por el ministro de Relaciones Exteriores, Abbas Araghchi.
Las conversaciones se dan en un contexto delicado, precedidas por advertencias de la Casa Blanca. El presidente Donald Trump ha señalado que si Irán no accede a un nuevo acuerdo para reducir o eliminar su programa nuclear, no descarta posibles acciones militares. “Queremos que Irán sea un país grande y feliz, pero no puede tener un arma nuclear”, declaró el mandatario desde el Air Force One.
Irán, por su parte, ha reiterado que no negociará bajo presión, estableciendo como «líneas rojas» el lenguaje amenazante y las exigencias consideradas excesivas, especialmente aquellas relacionadas con su programa de defensa y misiles balísticos.
Araghchi subrayó que su país busca un «entendimiento inicial» que conduzca a un proceso formal de negociaciones, aunque destacó que por el momento las conversaciones se centran únicamente en el tema nuclear.
El trasfondo de estas pláticas incluye un escenario geopolítico tenso: Irán ha visto reducida su influencia en la región debido a ataques israelíes contra sus aliados, la caída de Bashar al-Asad en Siria y hechos violentos dentro de su propio territorio.
Trump ha planteado la necesidad de alcanzar un acuerdo “más fuerte” que el firmado en 2015 bajo la administración Obama, del cual se retiró en 2018 por considerarlo insuficiente. Sin embargo, no ha especificado cuáles serían las diferencias clave del nuevo tratado propuesto.
Las conversaciones en Omán son vistas como un primer paso para evaluar si ambas partes están dispuestas a discutir no solo el programa nuclear, sino también temas como el desarrollo de misiles y el apoyo de Irán a grupos armados en Medio Oriente.
Funcionarios estadounidenses han dejado entrever que podrían presionar para un desmantelamiento total del programa nuclear iraní, algo que Teherán considera inaceptable, al argumentar que representa su principal fuente de poder e influencia estratégica.
Por ahora, la comunidad internacional sigue de cerca el desarrollo de estos diálogos, cuya continuidad podría marcar el rumbo de la estabilidad en Medio Oriente en los próximos meses.