El transporte público de Arteaga se destaca por su innovación y calidad, mientras que el de Saltillo sigue siendo deficiente y precario
Si usted vive en Saltillo y usa el transporte público, seguramente sabe lo malo que es el servicio. Los choferes son groseros, las unidades son viejas y escasas, y los retrasos son constantes. Viajar en el transporte público de Saltillo es una pesadilla.
El transporte público de Arteaga es un ejemplo de mejora e innovación constante. Las unidades de la Ruta Arteaga son modernas, cómodas y bien mantenidas. Además, cuentan con una aplicación móvil que les permite a los usuarios saber en tiempo real dónde están las unidades, cuándo llegarán a su parada y cuánto tardarán en abordar. Viajar en el transporte público de Arteaga es un placer.
¿Cómo es posible esta diferencia tan abismal entre dos municipios vecinos?
La respuesta está en la voluntad política y el compromiso social. El alcalde de Arteaga, Ramiro Durán García, presentó la aplicación móvil “Ruta Arteaga” como una solución digital para conectar a los pasajeros con las unidades de transporte. Esta herramienta gratuita ofrece información precisa y actualizada sobre el servicio, además de permitir a los usuarios calificar y comentar su experiencia. También tiene la opción de activar notificaciones personalizadas para recibir alertas cuando una unidad esté cerca de su parada habitual.
El alcalde Durán García explicó que esta aplicación no solo optimiza los tiempos de viaje, sino que también facilita la comunicación con los concesionarios, asegurando la supervisión y mejora del estado de las unidades.
Mientras tanto, en Saltillo, los usuarios del transporte público siguen esperando una solución a sus problemas. ¿Cuándo se hará justicia a los miles de saltillenses que dependen del transporte público para sus actividades diarias? ¿Cuándo se pondrá fin al abuso y la negligencia de los choferes y concesionarios? ¿Cuándo se invertirá en un transporte público digno y eficiente?
La ruta de Arteaga nos muestra lo que es posible lograr cuando se prioriza la mejora constante. La ruta de Saltillo nos muestra lo que pasa cuando se ignora la voz de los ciudadanos.