El huracán Otis azotó la costa sur del Pacífico mexicano como un catastrófico meteoro de categoría 5 en la madrugada del miércoles. Sus vientos aterradores e intensas lluvias en Acapulco y sus alrededores revivieron los recuerdos de una letal tormenta que cobró decenas de vidas en 1997.
En la madrugada del miércoles, Otis se redujo a un huracán de categoría 2 y se espera que se debilite rápidamente en las montañas de Guerrero. Las precipitaciones proyectadas, que oscilan entre 13 y 25 centímetros (5 a 10 pulgadas) en la zona y alcanzan hasta 38 centímetros (15 pulgadas) en algunas áreas, aumentaron el riesgo de deslizamientos e inundaciones.
La tormenta se encontraba a unos 100 kilómetros (60 millas) al nor-noroeste de Acapulco y sus vientos máximos sostenidos disminuyeron a 175 kilómetros/hora (110 millas/hora), desplazándose a 17 km/h (10 mph). Se prevé que el núcleo de Otis se desplace hacia el sur de México durante la noche del miércoles.
En tan solo 12 horas, Otis pasó de ser una tormenta tropical a un huracán de máxima categoría. Los residentes en la costa de Guerrero se apresuraron a prepararse para su llegada, pero la repentina intensificación del meteoro tomó a muchos por sorpresa.
La alcaldesa de Acapulco, Abelina López, declaró una alerta roja y solicitó a los ciudadanos permanecer en sus hogares o buscar refugio en los albergues habilitados en la ciudad. Ella advirtió que el impacto de Otis podría ser más devastador que el de la tormenta Paulina, que devastó Acapulco en 1997, causando daños significativos y cobrando la vida de más de 200 personas, además de dejar cientos de heridos por inundaciones y deslizamientos.
La llegada de Otis siguió al huracán Norma, que afectó el extremo sur de la península mexicana de Baja California unos días antes.
Acapulco, una ciudad con más de un millón de habitantes situada entre montañas escarpadas, se encuentra en un paisaje que abarca desde viviendas de lujo hasta vecindarios humildes que se extienden por las colinas con vistas al océano Pacífico.
Guerrero, uno de los estados más empobrecidos y violentos de México, sufrió recientemente la pérdida de un jefe de policía local y 12 agentes, quienes fueron asesinados en un incidente cerca de la zona de impacto de Otis.
En el Atlántico, el huracán Tammy continuó moviéndose hacia el noreste sobre aguas abiertas, con vientos de hasta 155 km/h (100 mph), después de golpear las Antillas Menores durante el fin de semana. Se encontraba a 870 kilómetros (540 millas) al sur-sureste de Bermuda y, según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, podría convertirse en un poderoso ciclón extratropical para el jueves.