El sector financiero está viviendo una revolución tecnológica que ha cambiado el panorama bancario para siempre.
Los nuevos jugadores digitales ofrecen servicios innovadores, rápidos y cómodos que compiten con el modelo tradicional de sucursal. Los bancos tradicionales no se quieren quedar atrás y apuestan por lanzar sus propias versiones digitales, con licencias aprobadas por las autoridades.
¿Qué beneficios traen los bancos digitales para los consumidores y qué desafíos enfrentan en el mercado?
Los bancos digitales son instituciones financieras que operan exclusivamente a través de plataformas en línea, sin necesidad de tener sucursales físicas. Esto les permite ofrecer procesos más eficientes y una mayor comodidad a sus clientes, que pueden acceder a sus servicios desde cualquier lugar y en cualquier momento. Además, los bancos digitales suelen tener menores costos operativos que los bancos tradicionales, lo que se refleja en tarifas más bajas o incluso gratuitas para sus usuarios.
Entre los bancos digitales que ya cuentan con la licencia de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) se encuentran Openbank, respaldado por Santander; Bineo, impulsado por Banorte, y Hey, una operación independiente de Banregio. Los tres iniciarán sus operaciones plenas en 2024.
Los bancos digitales buscan captar a un segmento de la población que busca nuevas alternativas financieras, especialmente los jóvenes que están familiarizados con el uso de la tecnología.
Sin embargo, también enfrentan una fuerte competencia por parte de las fintech, empresas que ofrecen servicios financieros basados en la innovación tecnológica. Las fintech han crecido rápidamente en los últimos años, aprovechando las oportunidades que ofrece el mercado mexicano, donde hay una baja penetración bancaria y un alto uso del efectivo.
Según datos de Prosa, una empresa líder en medios de pago, el 66% de los pagos que se hacen en México son en efectivo, contra el 27% mediante tarjetas y el 7% con diversas alternativas digitales. Esto contrasta con otros países de América Latina, como Brasil, donde el efectivo representa sólo el 15% de los pagos; Chile, con el 12%, y Argentina, con el 42%.
Los bancos digitales y las fintech tienen el reto de convencer a los consumidores de dejar el efectivo y adoptar los medios de pago electrónicos, que ofrecen mayor seguridad, transparencia y facilidad. Para ello, deben ofrecer productos atractivos, personalizados y adaptados a las necesidades de cada cliente. También deben cumplir con las regulaciones vigentes y garantizar la protección de los datos personales y financieros de sus usuarios.
La convergencia de los bancos digitales y las fintech promete ofrecer a los consumidores mayores opciones y accesibilidad a servicios financieros de vanguardia, lo que sin duda dará forma al futuro del sector.